Desde un punto de vista histórico, Zamora está marcada como el resto de la península por el paso de las distintas culturas y pueblos antes y después de la romanización. Lo atestiguan los numerosos yacimientos y materiales hallados en diferentes puntos de la provincia hoy guardados en el Museo de Zamora y la abundancia de monumentos religiosos y civiles que constituyen su patrimonio histórico artístico. Su pasado además ha estado determinado fuertemente por la presencia cercana de la frontera portuguesa, país con el que se puede decir que ha vivido un proceso paralelo, sufriendo de cerca las continuas guerras que han dejado su huella en la línea defensiva de castillos que pueden verse a lo largo de la frontera.
Por otra parte los acontecimientos acaecidos en el territorio zamorano han sido objeto de crónicas, romances y narraciones legendarias. Su época de esplendor comenzó en el siglo XII y a esta etapa corresponden la mayoría de sus iglesias románicas, así como el recinto amurallado que protegió a la capital. En 1476 la batalla de Toro, con la derrota de los portugueses por los partidarios de Isabel I, fue el punto de partida de la unión dinástica entre Castilla y Aragón.
Los movimientos comuneros también arraigaron en Zamora y a partir de los siglos XVI y XVII comienza a estancarse la economía de estos territorios en los que predomina, como en la actualidad, el carácter agrario. Hoy la provincia sigue viviendo de la agricultura y la ganadería, pero también del turismo que se sustenta en un patrimonio monumental de gran relieve, así como en su medio ambiente.
[Información facilitada por la Excma. Diputación Provincial]